En el marco del Seminario de Pobreza Energética “Nuevos desafíos para la articulación entre Academia y Política”, investigadores de la Universidad de Chile dialogaron con representantes de los ministerios de Energía, Salud, Desarrollo Social, Medio Ambiente y Vivienda y Urbanismo, con el objetivo de impulsar una estrategia que permita posicionar y enfrentar el tema a nivel nacional.
Mejorar el acceso a la energía; construir un concepto multidimensional; medir el impacto en comunidades vulnerables; e identificar fuentes contaminantes y problemas de salud, fueron algunos de los ejes abordados durante el Seminario de Pobreza Energética “Nuevos desafíos para la articulación entre Academia y Política”, donde participaron profesores e investigadores de la Universidad de Chile y representantes de cinco ministerios, con el fin de articular sus capacidades en torno a los desafíos considerados en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y el proceso participativo Energía 2050.
Durante la actividad, realizada el viernes 24 de noviembre en el Auditorio de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo (FAU), se presentó una definición preliminar para observar la pobreza energética de acuerdo a las dimensiones e indicadores particulares del contexto nacional, como el acceso, la calidad y la equidad. Además, los participantes analizaron las estrategias enmarcadas en las políticas públicas actuales desde cada organismo, considerando los problemas para satisfacer necesidades energéticas, las desigualdades en el gasto y las características de las viviendas respecto a las condiciones climáticas.
De acuerdo a la investigadora del Centro de Energía de la U. de Chile e integrante de la Red de Pobreza Energética, Paz Araya, “este seminario es la consolidación del trabajo desarrollado desde hace varios meses en tres talleres con académicos de la institución y profesionales de otros organismos públicos, para entender cuáles son las dimensiones de la pobreza energética y donde realizamos un informe que la define, con análisis de fuentes secundarias de alcance nacional. Buscamos compartir nuestro conocimiento con el mundo público y la ciudadanía, entendiendo que se trata de un problema complejo que debe visualizarse desde el territorio, las disciplinas y los objetivos en los que trabaja cada institución. Hemos logrado consolidar esta red académica y estamos trabajando en un informe que determine cómo inciden las políticas públicas en el acceso, la calidad y la equidad de la energía”.
El Jefe de la División Acceso y Equidad Energética del Ministerio de Energía, Gabriel Sepúlveda, expuso algunas de las medidas impulsadas desde 2014 para mejorar el acceso a este recurso, como el programa de electrificación para 10 mil viviendas, la incorporación de energías renovables en comunidades indígenas y el mejoramiento de suministro eléctrico en islas, entre otras. “Estamos trabajando con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), para proponerle al país una definición de pobreza energética que nos permita focalizar de mejor manera las políticas públicas y los recursos. Existe un importante número de familias que no puede acceder a la energía eléctrica y tampoco hay suficientes datos para saber dónde se encuentran y cómo podemos llegar a ellos. Por tanto, el diálogo debe establecerse con las mismas comunidades para encontrar modelos de gestión que hagan sostenibles este tipo de soluciones”, comentó.
Asimismo, el Jefe del Departamento de Análisis de la Realidad Social del Ministerio de Desarrollo Social, Juan Cristóbal Moreno, quien presentó un diagnóstico con datos de la Encuesta CASEN 2015, señaló que “es muy importante participar en la medida en que se reconoce otra dimensión de la experiencia de vivir en pobreza, pues hasta ahora no se calcula de manera sistemática. Debemos conectar la discusión con las categorías usadas actualmente para medirla, donde hemos impulsado un trabajo por actualizar la medición de pobreza por ingreso y por incorporar una visión multidimensional de ésta. También es fundamental reconocer que este es un desafío intersectorial, por lo que esperamos compartir experiencias y articular la política pública considerando indicadores que les hagan sentido a todos los participantes de los organismos involucrados”.
La Secretaria Ejecutiva de Construcción Sustentable del Ministerio de Vivienda y Urbanismo, Paola Valencia, enfatizó que “es sumamente importante dialogar sobre las problemáticas que tiene el país en general, pues la investigación producida en la academia es un gran aporte para mejorar la calidad de vida de los chilenos. El gran desafío es lograr que el estándar térmico de todas las viviendas de Chile sea óptimo, por lo que el Ministerio se ha preocupado del tema a partir de líneas de trabajo regulatorias y voluntarias, implementando subsidios para reacondicionamiento térmico de viviendas e incorporación de energías renovables en hogares sociales, además de enfocarse en planes para enfrentar la contaminación ambiental”.
En tanto, el Jefe de la División de Políticas Públicas del Ministerio de Salud, Tito Pizarro, realizó una presentación sobre el impacto generado en las comunidades ante la contaminación energética. “En los lugares donde existe mala calidad de energía para alimentarnos, calentarnos o movernos, estamos generando polución y por lo tanto daño a la salud. Actualmente la población tiene menos años de vida saludable, siendo un problema transversal y que requiere trascender decisiones entre cuatro paredes. Hay que trabajar con los sectores urbanos y rurales, la sociedad civil y los organismos públicos para reflexionar sobre este tema de acuerdo al territorio o las condiciones socioculturales específicas. Por otro lado debemos buscar alternativas y diversificar la matriz energética, teniendo siempre en cuenta el acceso para los grupos con menos recursos”, concluyó el médico.
Finalmente, representantes del Ministerio del Medio Ambiente discutieron sobre la relación de la energía con el ecosistema, destacando problemas en el confort térmico y la calidad del aire en los hogares de Chile. El Jefe de la División de Cambio Climático, Fernando Farías, agregó que “la transformación del clima se debe principalmente a un mal manejo energético a nivel global, donde los fósiles son los mayores productores de CO2. Sin embargo, existen múltiples oportunidades para contar con mejores combustibles y equipos de combustión, pero necesitamos que la población entienda la importancia del uso de fuentes energéticas, por lo que el gran desafío no sólo reside en las políticas públicas, sino también en lo que cada chileno está dispuesto a hacer para mejorar su calidad de vida”.
La Red de Pobreza Energética de la Casa de Bello considera que un hogar se encuentra en dicha situación cuando no dispone de energía suficiente para cubrir las necesidades fundamentales, básicas y secundarias; además de no tener la capacidad de acceder o de decidir entre una gama suficiente de servicios energéticos adecuados, asequibles, confiables, de alta calidad, seguros y sustentables. Mayor información en www.pobrezaenergetica.cl
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