En mayo de 2016 fue promulgada la Ley 20.928 de Equidad Tarifaria, otro gran paso que fue perfeccionado con decretos adicionales, los que fijaron precios de la electricidad, ajustes y recargos, legalizando así una forma de equidad en el acceso a la energía: establece que ninguna cuenta de luz superará el 10% del promedio nacional; rebaja el costo en las comunas donde hay proyectos de generación de energía; y elimina el cobro individual por corte y reposición.
Tanto la Política Energética 2050 como la Ley 20.928 asumieron un concepto acuñado en el extranjero y que un grupo de profesionales e instituciones estudia hoy en Chile: la pobreza energética. Una de las metas de la política Energía 2050, sobre la cual trabaja el Ministerio de Energía, es contar con una definición que se adapte a la realidad nacional.
A nivel de países desarrollados, se entiende que una persona o familia está en el umbral de la pobreza energética cuando destina más del 10% de sus ingresos a pagar la energía. En Chile, la realidad es diferente. En algunas regiones, como la Metropolitana, las personas prefieren o están obligadas a pasar frío debido a los altos precios de la calefacción. En la zona sur, se usa leña para calefaccionar, muchas veces húmeda, que es barata pero tiene un enorme costo en salud (se calculan más de 3.700 muertes prematuras por enfermedades cardiopulmonares asociadas a contaminación atmosférica).
Las caras de la pobreza energética son muchas. Se espera por esta razón que emane de allí una definición que aborde este concepto en toda su complejidad.
Es cierto que se han dado pasos importantes.
La Ley 20.928 de Equidad Tarifaria responde a algunas dimensiones de la pobreza energética: atendiendo necesidades básicas de hogares vulnerables al eliminar el cobro por reposición, el que podía implicar una fracción importante de los ingresos de una familia, mejorando las condiciones de acceso, desde una perspectiva económica, a la electricidad. La normativa hace también un reconocimiento a la generación local, que comprende que la generación energética local puede tener un efecto directo en el bienestar de las personas cercanas a una central, incorporando de esta forma el concepto de equidad, el cual está presente en el tercer y último beneficio de la ley, al garantizar que entre los chilenos no haya grandes diferencias en el precio de la energía eléctrica.
Como investigadores del Centro de Energía de la Universidad de Chile e integrantes de la Red de Pobreza Energética, consideramos que Chile debe dar un nuevo paso, necesario en esta nueva fase del desarrollo del país. Creemos que llegó el momento no sólo de definir la pobreza energética, sino de diagnosticarla, hacerse cargo de ella, y superarla.
¿Qué significa pobreza energética? Que tenemos necesidades de diverso tipo y que deberían ser todas garantizadas: iluminación, conservación de alimentos, acceso a la comunicación, protección para los electrodependientes, entre otras. Pueden ser todas de diversa magnitud, pero son todas importantes, porque la energía cubre necesidades por las cuales el Estado debe velar.
[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]