Este viernes 5 de marzo se conmemora el Día Mundial de la Eficiencia Energética, fecha que busca promover el uso adecuado, eficiente y sustentable de la energía. El Académico del Departamento de Geología y director del Centro de Excelencia en Geotermia de Los Andes (CEGA) e integrante de la RedPE, la Red Transdisciplinaria ENEAS y PROMA de la U. de Chile, Diego Morata, destaca algunos de los principales problemas que se han evidenciado durante la pandemia en esta materia.
Por Diego Morata
Sin lugar a duda, esta crisis sociosanitaria que, como humanidad estamos sufriendo desde más de un año, nos tiene que servir de aprendizaje para cambiar determinados esquemas y paradigmas que teníamos enquistados en nuestro metro cuadrado de confort. En particular, en Chile hemos podido ver cómo los temas de eficiencia energética y sustentabilidad aparecen y desaparecen de la agenda política-social como si fuesen cometas.
Es cierto que el discurso sociopolítico de los últimos meses estaba (y con justa razón) centrado en cómo abordar la pandemia en el país. Pero, a pesar de ese tema prioritario que se tomó la agenda durante gran parte de 2020, hay una deuda enorme que Chile tiene con el medio ambiente, la sustentabilidad y, en particular, la eficiencia energética. Y han salido opiniones interesantes comenzando por una entrevista que le hicieron a nuestro Rector Ennio Vivaldi, en donde se pone de manifiesto la importancia de invertir en ciencia para abordar problemas que afectan a nuestra sociedad.
Conseguimos pasar el invierno del 2020 y, posiblemente a consecuencia de las restricciones de movilidad en las grandes ciudades, no fue un mal año en lo que se refiere a calidad del aire. Pero el problema de la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos de este país sigue vigente. Hay demasiadas zonas de sacrificio. Hay muchos problemas ambientales relacionados con un desarrollo feroz que no respeta el medio ambiente. Hay poca cultura cívica, pues es normal ver en nuestras calles a ciudadanos que tiran los papeles de envoltorios de caramelos al suelo.
Pronto llegará el otoño, las lluvias y la natural bajada de temperatura, por lo que volveremos a ver esas imágenes repetidas hasta la saciedad de personas con problema respiratorios asociados a una mala calidad de aire esperando en los centros médicos a ser atendidos. Una vez más, presenciaremos calles inundadas por problemas de mala gestión territorial. Estas son imágenes que se repiten año tras año y que necesitan una mirada holística con una fuerte base en la ciencia. Sin ir más lejos, este verano vimos cómo una lluvia pronosticada hizo estragos en el centro de nuestro país. Sin lugar a duda, no podemos controlar que llueva más o menos, pero si podemos tener una mejor gestión de nuestro territorio a fin de construir un futuro más sustentable.
Por otra parte, se empieza a oír el serio problema de que el centro-sur de Chile puede llegar a tener en relación con la crisis hídrica. Se habla mucho y falta realmente una visión de Estado que aborde, de verdad, con recursos importantes, la problemática desde los diferentes aspectos que ella conlleva. En el sur de nuestro país, la radiación solar no es intensa y estamos viendo que, con las reducciones de precipitaciones, nuestros ríos ya no llevan los caudales que se veían en años anteriores. En este contexto, estudios del CEGA están mostrando que es posible, desde el punto de vista técnico, implementar pequeñas plantas de generación y co-generación geotérmica en esta zona de Chile. Se trata de instalaciones que ocupan muy poco espacio, por lo que el impacto ambiental es mínimo, permitiendo la generación de electricidad y calor que puede usarse para la calefacción distrital.
Como sociedad también hemos demostrado que el sur de Chile no quiere mega-proyectos que impactan fuertemente en el medio ambiente. Por tanto, la geotermia debiese tomarse la agenda de la matriz energética de esta zona, ya que el potencial está bajo nuestros pies. Sólo se necesita la voluntad política de hacerse cargo que esa fuente de energía permitiría una independencia energética importante y daría seguridad y estabilidad a nuestra matriz eléctrica. Asimismo, este tipo de proyectos supondrían una reducción de los problemas de salud asociados a la mala calidad del aire y una mejora en la calidad de la construcción de nuestras viviendas. Estamos hablando de una de las mejores soluciones para un futuro más sustentable, sobre todo si se pone en la balanza el costo que el Estado necesita hacer todos los años por la cantidad de vidas humanas que se pierden con estos problemas ambientales y de salud asociados.
Son muchos los desafíos que tenemos por delante si aspiramos a un Chile más sustentable. Quizá esta pandemia nos ha abierto un poco más nuestra visión hacia una sociedad más justa e igualitaria. Pero aún quedan muchos retos por delante. Debemos tomar conciencia que el medio ambiente y la sustentabilidad no tienen color político. Deben ser un tema transversal a la sociedad, resguardado en el amparo de una nueva constitución, que permita tener un Estado mucho más participativo y que favorezca el trabajo inter, multi y transdiciplinario hacia una mejora en la eficiencia energética y la sustentabilidad.
Diego Morata
Director del Centro de Excelencia en Geotermia de Los Andes (CEGA)
Académico del Departamento Geología, e integrante de la Red de Pobreza Energética, la Red Transdisciplinar de Energía, Agua y Sustentabilidad ENEAS, y del Programa Transdisciplinario en Medio Ambiente (PROMA) de la Universidad de Chile.
Columna Publicada en uchile.cl el 5 de marzo de 2021