Por Catalina Amigo Jorquera
La Política Energía 2050 planteó la necesidad de elaborar una definición de Pobreza Energética
(PE) para Chile. La Red de Pobreza Energética (RedPE) -donde participan INFOR Los Ríos y UACH,
entre otras instituciones y profesionales- establece que un hogar se encuentra en situación de PE
cuando no tiene acceso equitativo a servicios energéticos de alta calidad para cubrir sus
necesidades energéticas, que permitan sostener el desarrollo humano y económico de sus
integrantes. Entre estos servicios se encuentra la calefacción, la cocción de alimentos, agua
caliente sanitaria, entre otros. Parte de estos desafíos se buscan hoy enfrentar en los pilotos de
INNOVA Fosis, en el desafío de Agua Caliente y Calefacción.
Mientras en algunas partes del país estamos (mal) acostumbrados a pasar frío, en otras ciudades
el frío al interior de la vivienda se tolera menos, especialmente en la zona centro-sur donde más
de un 80% de los hogares utilizan leña para calefacción (CASEN 2017). Y el problema no es solo
cómo o con qué calefaccionar el hogar. Una vivienda mal aislada y con infiltraciones no permite
conservar el calor en su interior, lo que implica un mayor consumo de energía para mantener un
ambiente confortable, redundando en un importante problema de contaminación atmosférica al
que parecemos habernos (mal) acostumbrado. Pese a los esfuerzos, un 43% de las personas que
viven en zonas urbanas del centro-sur del país aún no cuentan con Planes de Descontaminación
Atmosférica (CENSO 2017).
Bajo el actual contexto de pandemia, parece necesario que re-pensemos las (malas) costumbres
de la contaminación y el frío en el hogar, considerando el aumento en la cantidad de horas que
pasamos en casa. La disposición al cambio por parte de las personas no sólo depende de los costos
asociados a los combustibles ni del acceso a tecnología, sino también de otros criterios como la
satisfacción de los propios umbrales de confort térmico, difíciles de satisfacer con combustibles
distintos a la leña bajo las condiciones actuales. Mejorando nuestras viviendas y educando sobre
eficiencia energética podremos transformar estas (malas) costumbres, para disminuir la PE y sus
efectos en salud.
Catalina Amigo Jorquera es coordinadora ejecutiva de la Red de Pobreza Energética, pertenece al Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2 y al Núcleo de Estudios Sistémicos Transdisciplinarios NEST.
Columna de opinión publicada el 17 de junio 2020 en Diario Austral, disponible aquí